domingo, 3 de mayo de 2009

EL MISTERIO DE LA CÁMARA DEL TESORO 1002 (EL CUENTO DE JONATHAN 4ºB)

Por fin estaba delante de la montaña de fuego y aún me quedaban un montón de puertas que atravesar para llegar a la cámara del tesoro. Vi una puerta, pero me di cuenta de que había un gigantesco guerrero de madera delante de la puerta. Yo era mago, le tiré un rayo y mientras me fui corriendo, atravesé la puerta y después de haberla atravesado, paré el rayo. Detrás de la puerta había un bosque. Era de noche. Como tenía una linterna en la mochila, la saqué y al encenderla, vi que había un camino que me llevaba a un sitio desconocido. Poco a poco se fue haciendo de día. Al final del camino me encontré con dos escorpiones. Saqué la varita y dije las palabras mágicas, pero a la varita no le quedaba energía. No tenía nada que hacer, pensé, pero no podía rendirme. Revisé la mochila y me encontré con un libro que decía cómo hacer escudos. A mi lado vi que había una piedra muy grande. Con esa piedra y otra más pequeña me hice un escudo y con el escudo, me enfrenté a los escorpiones. Primero pensé en esquivarles con el escudo, pero después pensé que mejor era utilizarlo como una jaula y encerrar a los escorpiones. ¿Que cómo lo hice? Fácil, puse el escudo al revés y los atrapé. Así pude pasar por la segunda puerta. Una vez que pasé me encontré con un camino que me llevó volando hasta la siguiente puerta. En ella estaba el monstruo más terrible y más fuerte del mundo. Como a mí me gustan mucho los libros, yo siempre llevo en la mochila un montón. Vi que tenía uno de monstruos del pasado. Le enseñé el libro al monstruo y se puso triste. Le dije que si me dejaba pasar y me dijo que si le daba el libro me dejaría pasar. No lo pensé mucho, le di el libro y pasé por la puerta. Detrás de la puerta había un camino recto. Eché a correr y de repente escuché una música que me adormecía. Saqué de la mochila un casco de música y me lo puse a tope. Mientras oía mi música, salí corriendo para atravesar la puerta.
Cuando pasé por la puerta, me quité los cascos. Delante de mí había un árbol lleno de ramas que no me dejaban pasar. De la mochila saqué una motosierra y le corté todas las ramas y luego pasé por la puerta. Detrás de la puerta todo era invisible pero con unas gafas especiales para ver cuando no se ve, vi otra puerta pero era más complicado ya que delante de ella había un agujero negro. Yo salté por encima del agujero y atravesé la puerta. Esa era la última puerta, o por lo menos yo lo creía, pero no. Andando me encontré con un rebaño de cabras, delante de otra puerta, que se partían de risa, pensé que si las hacía llorar podría pasar. Cogí cebollas y se pusieron a llorar y yo mientras pasé por la puerta. Ya sí había llegado al final. De repente salió una araña. Había un botón para hacerla desaparecer, lo pulsé y apareció un genio que me dijo:
―Dime un deseo y será cumplido.
Yo le dije:
―QUIERO UNA VARITA MÁGICA.
Y el deseo se cumplió.

JONATHAN 4ºC