martes, 19 de mayo de 2009

EL CUENTO DE ALEJANDRO 4ºC

Por fin estaba delante de la montaña de fuego y aún me quedaban un montón de puertas que atravesar para llegar a la cámara del tesoro. Fui por un pasillo y llegué a una puerta donde había un gigante de madera gordo, con armadura. Era muy distraído. No me dejó pasar hasta que le dije:
―¡Hay un burro volando!
El gigante miró y yo pasé. Seguí por una habitación muy oscura. Vi una puerta y me acerqué pero había dos escorpiones venenosos delante de ella. Cogí una jeringa, les pinché y les quité el veneno. Les tiré un poco de carne y se pusieron a comer y yo pasé. Continúo por un pasillo lleno de estrellas. Había una puerta luminosa donde me encontré al monstruo más terrible, más serio y más fuerte del mundo, pero era tonto. Me daba mucho miedo, pero se me ocurrió una idea. Le conté un chiste y mientras se reía a carcajadas, yo pasé. Sigo por una habitación llena de peces y al fondo hay una puerta, pero por culpa de una música que suena me adormezco. Menos mal que tengo que tengo una piruleta de café que me dio una bruja, la chupo y no me duermo. Me encuentro un pozo y no sé si bajar o no. Me decidí y bajé y en el fondo había otra puerta, pero delante había un árbol cuyas ramas me iban aprisionando a medida que me acercaba y no me dejaban avanzar. Las ramas eran de chocolate y las cogí para cuando tuviera hambre y pasé. Avanzo por un jardín. No sé dónde está la puerta, sólo hay un agujero negro. Cojo las alas que tengo en la mochila y voy mirando por dónde está la puerta. Continúo por un pasillo de nubes hasta una puerta donde hay un rebaño de cabras riéndose a carcajadas. Sólo tengo una forma de vencerlas: hacerlas llorar. Les hago muchas cosquillas y de tanto reírse lloran. Giro a la izquierda y por fin me encuentro con la cámara del tesoro. Puedo pedir lo que quiera y yo le pido: UN CABALLO ESPAÑOL MÁGICO PARA SER UN GRAN JINETE PROFESIONAL.


ALEJANDRO 4ºC