miércoles, 13 de mayo de 2009

EL CUENTO DE RUBÍ 4ºC

Por fin estaba delante de la montaña de fuego y aún me quedaban un montón de puertas que atravesar para llegar a la cámara del tesoro. Estaba delante de la primera puerta y había un guerrero fuerte y robusto de madera delante de la puerta y era muy rápido y le distraje con un frisbi y luego se lo di y me escapé corriendo. Había un pasillo grande con adornos preciosos, un sofá y un jarrón de primavera. Pasé por la segunda puerta había dos escorpiones pequeños, eran color naranja y muy astutos. Cogí un cubo y los encerré y salí corriendo. Pasé por el pasillo siguiente. Había una minicocina, era muy pequeña y también había una mesita con una taza de te y bebí un sorbo y tuve poderes mágicos. Pasé por la puerta tres. Delante de la puerta estaba el monstruo más feo y gordo, el más terrible del mundo, a sí que le até con una cuerda y le di diez vueltas hasta que se mareó. Pasé por el siguiente pasillo. Había una habitación de color rosa con estrellitas plateadas y había una niña durmiendo. Tenía el pelo rubio con el pelo rizado. Pasé y de repente estaba la puerta cuatro. Al acercarme a la puerta había una música que te adormecía poco a poco, así que con mi poder mágico hice mi hechizo llamado: “Literarion terrarion” y se apagó. Pasé por el siguiente pasillo. Era un cuarto de baño y había ropa del tamaño de la niña que vi. Pasé por la puerta cinco. Delante de la puerta había un árbol cuyas ramas me iban aprisionando a medida que me acercaba. No podía pasar, así que cogí una sierra y las iba cortando. Pasé por el siguiente pasillo. Había un armario muy bonito y enfrente estaba la puerta número seis. La puerta era invisible y estaba delante de un agujero negro, así que pinté la puerta y vi dónde estaba la siguiente. Pasé por el siguiente pasillo. Había una sala de estar llena de juguetes por todos lados y encontré una capa de mago con fotos de Hannah Montana. Me la puse y entre los muñecos estaba la puerta siete y había un rebaño de cabras riéndose a carcajadas y tengo que pasar, pero debo conseguir que lloren y lo que hago es contarle unos chistes tan buenos que se ponen a llorar de la risa. Estaba ya por el último pasillo. Había una familia cenando y me dieron un poco de la mitad de la hamburguesa que quedaba. En ese momento sonó el teléfono y me estaba hablando Miley Cyrus y me dijo que iba a ser su amiga y salté de la emoción. Llegué a la cámara del tesoro y tuve que pedir un deseo y pedí:
SER LA AMIGA DE MI CANTANTE FAVORITO