jueves, 30 de abril de 2009

EL CUENTO DE LAURA 4ºA

Por fin estaba delante de la montaña de fuego y me quedaban un montón de puertas que atravesar.
En la primera puerta hay un guerrero de madera que no me deja pasar. Pensé y pensé cómo hacerlo y llegué a la conclusión de que si le contaba chistes se podría doblar de la risa y así pasaría la puerta. Para llegar a la segunda puerta había que cruzar un camino de chuches, cuando llegué, había dos escorpiones venenosos. Saqué un vaso de sangre que llevaba en la mochila y lo metí en una jaula. Los escorpiones se dirigieron hacia la sangre y se metieron en la jaula. Rápidamente yo cerré la jaula y pude pasar por la puerta. Estando dentro me encontré con un camino oscuro. Fui pasando despacio, tocando las paredes y así llegué hasta la tercera puerta. Delante de la tercera puerta estaba el monstruo más terrible, más serio y más fuerte del mundo. Cogí un bocadillo con salsa picante de mi mochila y se lo ofrecí. Cuando se lo metió en la boca, salió corriendo en busca de agua y así esquivé al monstruo y pasé la puerta.
Para pasar a la cuarta puerta tuve que esquivar a los murciélagos que pasaban rozando mi cabeza. Cuando me iba acercando a la puerta, oí una música que me adormecía poco a poco y no podía avanzar. Me detuve casi ya sin fuerzas y adormecida, pero pude sacar de mi mochila unos cascos para escuchar música de rock., lo puse al máximo y así logré pasar. Para pasar a la quinta puerta, me encontré por el camino obstáculos de chocolate y me los tuve que comer para poder pasarlos. Llegué a la quinta puerta y delante de ella había un árbol cuyas ramas me iban aprisionando a medida que me iba acercando y me impedía avanzar. Saqué de mi mochila una botella de agua. Yo vi que el árbol tenía mucha sed porque intentó coger la botella con las ramas. Yo le di la botella y así me dejó libre. Salí corriendo y logré pasar la quinta puerta. Para llegar a la sexta puerta tuve que sortear, dando volteretas, unos rayos láser que cruzaban de lado a lado y que si los tocaba me quemaban. La sexta puerta era invisible y se encontraba delante de un agujero negro, con el peligro que tienen los agujeros negros:¡si se me ocurriera dar un paso en falso, me caería a un vacío profundo. De mi mochila saqué dos muelles, los coloqué en mis zapatos, cogí carrerilla y pegué un gran salto pasando por encima del agujero negro y atravesando la puerta.
De camino a la séptima puerta empezó a nevar tanto que comenzó a tapar todo el camino. Tuve que ir haciendo muñecos de nieve para ir quitándola del camino y así el caminó se llenó de muñecos de nieve. Delante de la séptima puerta había un rebaño de cabras riéndose a carcajadas y solo me dejaron pasar cuando conseguí hacerlas llorar contándoles una historia de miedo que las aterrorizó mucho. Llegando a la cámara del tesoro, tuve que pasar por un desfiladero, menos mal que había una liana y me deslicé sobre ella y así llegué a la cámara del tesoro. En la cámara había todo lo que pudiera soñar pero solo podía coger una cosa y yo elegí: QUE MI HERMANO NAZCA BIEN Y QUE ESTÉ SANO Y FUERTE.

LAURA 4ºA